14 de octubre de 2012

Carta abierta a la amistad y la soledad.

Nada, absolutamente nada me responde las incertidumbres queridos lectores, sólo prosiguen y suceden a más y más preguntas. Pero de tal manera, en esa danza de humo que me lleva horas y horas de pensar, veo a quienes podrían pero no, los que deberían y se fueron, o lo que simplemente quiero, pero no quieren.
Son soporte, rutina de lo que me sucede, sin embargo, no están a mi alcance de como quisiera.
Nos hacen falta los momentos inolvidables, las risas interminables, los abrazos de todo. LAS PALABRAS QUE AUNQUE DUELEN, SON PALABRAS QUE TE ASIENTAN BIEN EN LA CABEZA. Porque si de algo estamos seguros, es que sólo no podemos estar.
Buscamos por mil razones y nos aseguramos de elegir bien, somos ególatras en el momento de mirar los defectos, y tolerantes en las virtudes.Pero no soy yo... Aparento una persona que evade todo con respuestas ingeniosas, que no se vale ni de abrazos ni muestras de afecto, que es un Super héroe de los consejos y los problemas existenciales del resto, pero que su propio afecto y sanidad mental, penden del hilo de lo que pueda aparentar.
Ni siquiera sé si suspende un poco mi pesar esto, escribir. Me debería pegar unos buenos charchazos, pero es fome hablar solo. No hay porque esperar que yo me de cuenta de las cosas? Quién más lo hace? El karma? 

Si me pregunto estupideces, no me las responde nadie... esa es mi acción y reacción. Pero ninguno de ustedes tiene la culpa de nada.

Chao.