31 de agosto de 2012

Más crónicas.

La rabia nos hace escupir y escupir, escupir y más escupitajos.
Sí, eso siento ahora, pero la razón no es las caras visibles...
las palabras nunca han tenido cara, y eso lo he aprendido.
Salgamos de esta faceta de hombre rudo y duro,
RUDO-DURÓ, NO. Si, porque todavía siento ganas
de escupir al cielo y que caigan los gargajos que quieran,
total, paraguas no falta, si no importa (?).
Porque cuando quise ser apacible, salieron otras caras de apacibilidad.
Porque cuando quise ser paciente, la paciencia desbordó
los límites soportables. No rindo culto a que te equivocas,
ni yo sé que tan equivocado o acertado puedo estar, pero de
verdad para esta cuestión que me quiero bajar.
Si quieres te acompaño en todo lo que quieras,
para eso no tengas duda, pero déjame descansar
de tu bombardeo de ideas, tus primeras ideas locas,
tu ráfaga de escupitajos en mi cara.

No me juzgues, que yo no te juzgaré, solo entiende que estas palabras 
para mi, son más fáciles que las otras. y que si no tiene similitud en tu cabeza, 
búscale la quinta pata al gato, que si sabrá si sabrás encontrarla.