17 de noviembre de 2011



Ya basta, me estoy cansando de recurrir siempre a lo mismo y recaer con las mismas "patrañas". Soy débil, se nota a leguas de distancia, pero no aprendo ni de mis propios errores . Pero, siempre hay un pero... me refugio bien seguido en el vicio, en las grandes formas que se han inventado a medida que el sistema se ha ido acomodando y encontrando las debilidades colectivas. Me muevo entre una tasa de café, y una cajetilla de cigarrillos. La haza no es muy ancha, e impide que tome con facilidad la "ambrosía" de mierda que ingiero. Los filtros y las pilas de monedas aveces son escasas para encontrar salida, pero a las finales, tabaco hay siempre. Pero (otra vez...),  ¿por qué desde que probé esto, ha sido mi única compañía de reflexión, angustia, felicidad, "ahueonaje" y, aveces la he podido compartir? AH!, encontramos la discordia, se comparte. ¿Quién "chucha" compartiría millones de partículas de humo y humo y humo y cafeína y espuma y azúcar (porque si no es con 3 cucharadas rasas de azúcar no funciona esta "cagá" ) y humo y desazón cuando este humo maldito se acaba ? Algún día, tendré que obstinarme a no seguir con esto. Suman y siguen las ideas que se me vienen a la cabeza cuando consumo.
Alguna vez, recuerdo que no hace mucho tiempo atrás pero tampoco hace poco, escribía a tinta y hoja algo no muy cuerdo afirmando que, "si la comprensión lectora de el que lee, permite penetrar en la idea de esto, "nicagando" dejo el café y el cigarro."...
y.. ¿qué pasa si te digo que nunca me daré por vencido?...